martes, 28 de diciembre de 2010

La mayoría de las muertes de cazadores ocurren en batidas de corzos o jabalíes


Al menos siete de los once cazadores muertos en Galicia en la última década perecieron en batidas de corzos o jabalíes. Los datos, que según la Federación de Caza Galega provocan mucha alarma social, serían menos relevantes en comparación con otros deportes de montaña si se tiene en cuenta el número de licencias, unas 70.000.

Al regreso del entierro de José Antonio Santín Fernández -el barallés que perdió la vida el sábado en un accidente durante una batida de jabalí-, el presidente de la Federación Lucense de Caza, Francisco López, señalaba su convencimiento de que la mayoría de los cazadores respetan las normas de seguridad, aunque reconoce que en los primeros días de temporada la gran afluencia de aficionados, y las ansias de cazar incrementan los peligros.

López, partidario de exigir el examen que proyecta la Xunta para los nuevos cazadores, señaló que se están realizando cursillos de seguridad para aficionados en el centro cinegético que la Diputación lucense instaló en Tor (Monforte), pero que estos no son obligatorios ni siquiera para los jefes de cuadrilla. También recomiendan, y entregan en las competiciones de caza, los chalecos reflectantes, pero tampoco son obligatorios.

En cambio, en Castilla y León, la Consejería de Medio Ambiente ha establecido la obligatoriedad de chalecos para los batidores y perreros que participen en las monterías. Esperan repartir unos 2.500, para intentar disminuir los accidentes.

Ayer mismo, tras mostrar su pesar por la muerte del cazador barallés, la Federación Galega de Caza llamó a extremar las medidas de seguridad y que los responsables recuerden normas básicas como mantener las armas descargadas hasta ocupar los puestos, que no se abandonen estos sin permiso, advertir del área de disparo de cada tirador y hacer fuego contra el terreno con ángulos que eviten rebotes.

Francisco López asume que «como en todo colectivo, sempre hai infractores», pero asegura que la mayoría dirigen adecuadamente su pasión por la caza. Otros cazadores consultados señalan, sin embargo, que en Galicia no faltan los «escopeteiros» y gente de gatillo fácil que dispara a todo lo que se mueve. Recientemente, la Sociedade Galega de Historia Natural pidió a la Xunta la obligatoriedad de un examen para todos los cazadores, un carné por puntos para quien tenga licencia y controles de alcoholemia en las batidas.

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