jueves, 21 de noviembre de 2013

Los vigilantes denuncian que el intrusismo precariza el servicio



Mercedes Lada, distinguida en el "Día de la seguridad privada" por ayudar a detener a una banda internacional



La vigilante Mercedes Lada Ordóñez. María G. A.


 El Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo acogió ayer los actos del primer "Día de la seguridad privada" que se celebra en Asturias, con cierto retraso, dado que debería haberse festejado el 21 de mayo. El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, presidió un acto en el que reclamó el apoyo de la seguridad privada para mantener y reducir la tasa de criminalidad, un reto difícil puesto que la región presenta el menor número de delitos del país (27 por cada mil habitantes), después de Extremadura (26). Los vigilantes aprovecharon para pedir que se acabe con el intrusismo. Según José Manuel Fernández Álvarez, representante de los sindicatos de seguridad, esta práctica "devalúa el producto y precariza el servicio". De Lorenzo indicó que el anteproyecto de Seguridad Privada dará batalla al problema del intrusismo.

El Delegado llamó la atención sobre la importancia económica del sector, que sólo en Asturias está formado por 65 empresas que dan trabajo a 4.000 trabajadores. Salvador Junquera, gerente de Securitas en Asturias, ofreció datos de lo que supone la seguridad privada en España. "Hemos detenido a 8.155 personas, realizado 12.456 auxilios y facilitado 39.987 informaciones sobre estafas, robos, blanqueo de capitales... El sector factura en España 3.200 millones de euros al año", indicó. Junquera resaltó que el sector vigila del 80 por ciento de las infraestructuras críticas del país, y últimamente ha ampliado su radio a acción a campos hasta hace poco impensables, como la seguridad de recintos militares, la protección de personalidades públicas, la custodia de pesqueros en el Índico o la vigilancia periférica de las prisiones. Junquera indicó no obstante que la crisis ha reducido los márgenes.

Aunque el anteproyecto de ley da mayor seguridad jurídica al sector, los vigilantes advierten de que en Asturias están en "puestos aislados y de alto nivel delictivo, y es difícil enfrentarse a estas situaciones con tan sólo una defensa", remarcó José Manuel Fernández.

Ayer se entregaron las menciones de la Policía y la Guardia Civil a los vigilantes distinguidos. La de mayor rango se entregó a Mercedes Lada Ordóñez, vigilante en el Banco Sabadell Herrero en Oviedo, que el pasado 7 de junio hizo posible la detención de un ladrón que se disponía a desvalijar las cajas de alquiler. Formaba parte de una banda internacional, y la acción de la vigilante llevó a su desarticulación. Lada fue la primera mujer vigilante en Asturias. "Entré en el sector hace 24 años. Me gustaba el tema de las artes marciales, vi una plaza y me presenté", señaló. Eduard Zamora, director de Seguridad del Grupo Banco Sabadell, elogió la perspicacia y profesionalidad de esta vigilante.

Un cazador muere tras despeñarse por un barranco durante una batida en Ponga


El cuerpo de Secundino Rodríguez, de 61 años y vecino de Ambingüe, fue hallado por sus compañeros tras perderle la pista cuando cercaban un jabalí

Secundino Rodríguez.Secundino Rodríguez. Reproducción De Lucas Blanco
Carangas (Ponga),
El concejo de Ponga fue escenario ayer de una nueva jornada negra para la caza asturiana, después de que Secundino Rodríguez García, de 61 años, vecino del pueblo pongueto de Ambingüe, falleciese en el acto de un golpe en la cabeza tras despeñarse desde 15 metros de altura en las proximidades de un puesto situado junto al repetidor de Carangas. Es la tercera muerte en pocas semana en el mundo de la caza. En octubre pasado, un cazador tinetense se quitó la vida después de matar accidentalmente a un amigo durante una batida de jabalíes.
Rodríguez había salido a las ocho y media de la mañana acompañado por una decena de miembros de la cuadrilla de Victoriano Testón "El de Ambingüe" por la zona de Carangas, donde a lo largo de la mañana habían cazado tres jabalíes. Los miembros de la cuadrilla intentaron estrechar el cerco sobre un cuarto jabalí que les permitiría completar el cupo. Tras ver que el animal pasó por la parte izquierda de Rodríguez, le pidieron que cambiase de puesto.
Fue a partir de entonces, y tras perderle de vista, cuando se percataron de que no respondía a la emisora y acudieron a buscarle. Le encontraron tirado en el suelo con un fuerte golpe en la cabeza y sin pulso, en una zona situada en la parte inferior de un barranco con un gran desnivel.
Los hechos ocurrieron en torno a las tres de la tarde, minutos antes de que la cuadrilla diese la jornada por terminada. Un particular que había presenciado los hechos en directo y desde lejos ya había llamado a los servicios de emergencia, que informados a las cuatro y cuatro de la tarde por un guarda que indicó que el accidentado ya había muerto.
Una hora más tarde, el grupo de rescate del 112 recibió la orden para rescatar el cuerpo, para lo cual utilizaron la grúa del helicóptero y unos 30 metros de cable, y una vez rescatado el cadáver lo trasladaron hasta el Hospital Grande Covián de Arriondas, donde se certificó el fallecimiento del cazador.
Hasta el lugar se acercaron pronto los familiares del fallecido, que estaba casado y tenía cuatro hijos. Hoy está previsto que se instale la capilla ardiente en el tanatorio de Cangas de Onís. El entierro será mañana en la parroquia Cazu, a la que pertenece Ambingüe.
Rodríguez era una persona bastante conocida en el concejo de Ponga, del cual era originario y al que se trasladó hace unos años tras prejubilarse del astillero Juliana de Gijón. Allí dedicaba su tiempo libre a varias aficiones como la caza. Participaba en unas nueve batidas al año con su cuadrilla. También jugaba a los bolos, pues durante varios años formó parte de la peña de bolos de Sellaño, si bien había abandonado la práctica la temporada pasada.
Igualmente había formado parte como suplente de la lista del PSOE de Ponga en las pasadas elecciones municipales. En la propia agrupación local se apresuraron ayer a valorar su figura. "Era una excelente persona y muy querido en el municipio", señaló la concejala socialista pongueta Luisa Crespo.
Su trágico fallecimiento no es la primera desgracia que ocurre en su familia, pues su hermano José Antonio protagonizó hace ahora diez años un extraño suceso. Salió por la zona de Valle Moru y nunca más volvió a casa. "Estuvimos quince días buscándole, no encontramos ni rastro de él, y a día de hoy seguimos sin saber qué le pasó", recuerda el pongueto Juan José Martínez, testigo de la desaparición de José Antonio y también de la muerte de Secundino Rodríguez puesto que formaba parte de la cuadrilla de Victoriano Testón.
Los hechos conmocionaron a los vecinos de Ponga y tiñeron de luto tanto el concejo como el mundo de la caza asturiana, que vivió otra jornada aciaga tras lo ocurridos el pasado octubre en Tineo, cuando un disparo accidental terminó con la vida de un cazador. Su autor decidió suicidarse justo al lado de sus compañeros de cuadrilla tras sentirse culpable por el disparo que había quitado la vida a su amigo.

A estos sucesos hay que sumar otros dos ocurridos por distintas causas en 2012. En octubre, un cazador falleció también de un disparo accidental en la localidad sierense de Limanes, y dos meses antes otro aficionado que se encontraba entre Villar de Vildas y Braña Vieja (Somiedo) falleció de un infarto en una batida.