jueves, 31 de marzo de 2011

Dos guardias civiles, acusados de la detención ilegal de un cazador

Dos guardias civiles del Seprona han sido sentados en el banquillo de los acusados por la presunta detención ilegal de un cazador en 2004. Los hechos sucedieron cuando ambos agentes estaban destinados en Alcoba de los Montes (Ciudad Real) y tanto la fiscalía como la acusación particular solicitan nueve años de inhabilitación profesional. El conflicto se remonta al 2 de septiembre del año 2004 en una finca de Retuerta del Bullaque. Ese día, sobre las ocho de la mañana y fuera de servicio, uno de los guardias acusados se encontraba cazando en compañía de su hijo cuando coincidió con la persona a la que luego detuvo. Al parecer el hombre, que había sido guarda de una finca próxima y que vivía en las inmediaciones, se quejó al agente –que no se identificó como tal– porque estaba disparando muy cerca de él, pero este pequeño incidente se quedó en unas simples palabras.

Por la tarde, el mismo guardia civil, ya de servicio y en compañía de otro agente que ahora también está acusado, volvió a encontrarse con el vecino, que se encontraba cazando. La pareja le pidió la documentación, que no llevaba encima, pero que les mostró a los pocos minutos por encontrarse al lado de su casa. Después de comprobar que todo estaba en regla los agentes le pidieron la escopeta, pero el cazador se negó a entregársela sin una orden judicial. En ese momento el guardia con el que se había encontrado por la mañana le indicó que acreditase su condición de guarda porque de lo contrario lo arrestaría por intrusismo. En ese momento el cazador intentó escapar corriendo pero finalmente acabó esposado y detenido.

De cualquier forma, la versión varía según el que la cuenta. Mientras el cazador sostiene que no le dijeron por qué le detenían y que sufrió un golpe por parte del agente con el que había discutido por la mañana, los guardias aseguran que lo que les motivó a arrestarlo fue el hecho de que el cazador saliera corriendo. La fiscalía cree que no hubo ningún hecho que justificase la detención de este hombre y que lo único que movió a los agentes a actuar de aquel modo contra este cazador fue el encontronazo personal que habían tenido por la mañana. Del mismo modo argumentó que nadie puede ser detenido por intrusismo profesional sin ninguna razón o por negarse a entregar un arma que tenía en regla mientras cazaba sin mencionar que era guarda de caza

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