La tala de los árboles -un fresno que se precipitó sobre el tejado de la cuadra y dos manzanos que cayeron en el huerto- se produjo pasadas las once de la noche del pasado miércoles. «Unos vecinos escucharon ruidos en el exterior, que debían proceder de la motosierra. Nosotros vivimos a unos cien metros, pero no lo escuchamos; nos encontramos los árboles cortados por la mañana, al ir a dar de comer a las vacas», indicó Canella. En la cuadra había ocho cabezas de ganado, que no sufrieron daños. Los desperfectos ocasionados se centraron en la techumbre de la cuadra.
En la denuncia presentada ante la Guardia Civil, Canella no pudo ofrecer información sobre los presuntos autores de los daños. «Los vecinos que escucharon los ruidos no llegaron a asomarse, quizá pensaron que podían ser de un tractor o algo parecido, así que no pudieron identificar a nadie», indica este habitante de Soto de Agues, que sospecha que la acción viene motivada por su labor de control y vigilancia como guarda. «Imagino que hay algunos vecinos a los que no les gusta. Antes de ser guarda no me pasaban estas cosas, así que algo tendrá que ver», argumentó.
Canella aseguró que este tipo de «represalias» vienen produciéndose desde hace años. Todas ellas han sido plasmadas en una serie de denuncias que incluyen agresiones físicas, ataques a ganado y desperfectos en maquinaria de su propiedad. «No es la primera vez; todo esto viene de lejos, de hace ocho o diez años. En su día ya denuncié que me tiraron una segadora al río y a otra le dejaron inservible el motor al echarle azúcar en el depósito. También me mataron a unas vacas y a un caballo, y me han dejado abierta la portilla de la finca para después acusarme de tener animales sueltos por ahí».
Junto a los daños en sus propiedades, Canella también ha denunciado agresiones físicas sufridas tanto por él como por familiares directos.
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