jueves, 24 de febrero de 2011

Hasta la fecha se llevan abatidos 2.179 jabalíes, la pieza más buscada entre los cazadores

RESULTADOS
El tiempo vuela y tras cinco meses de actividad cinegética en la comarca la caza del jabalí llegó a su fin en diez espacios de la zona: Piloña, Llanes, Cabrales, Colunga, Peñamellera Alta, Amieva, Ribadedeva y las reservas del Sueve, Piloña y Ponga. En los otros cuatro, Ribadesella, Onís, Peñamellera Baja y La Parraguesa, todavía se van a escuchar disparos porque queda por disfrutar un reducido número de permisos.
La temporada respondió a las expectativas generadas y hasta el momento 2.179 navajeros doblaron la rodilla. Los montes de los concejos más prolíficos, como Piloña, Llanes, Parres y Cangas de Onís, fueron testigos de que 1.125 verracos habían perdido el pellejo, lo que representa el 52% del total de las capturas en la campaña 2010-2011.
Ahora bien, esas cifras son las habituales en estos lugares y no aportan un aumento espectacular respecto al número de capturas en relación a la temporada anterior. Por contra, en tres concejos si se ha experimentado un gran despegue en el número de jabalíes abatidos. Es el caso de los municipios de Cabrales, con 176 cerdos salvajes tumbados; Colunga, con 156 suidos cobrados, y Ribadesella, con 82 gorrinos pasaportados.
Y aunque la cifra de 2.179 jabalíes apiolados pueda sonar escandalosa a los sensibles oídos de los enemigos de la caza, conviene significar dos circunstancias: Los animales susceptibles de actividad cinegética van en aumento cada año por el cuidado que ponen en la gestión las sociedades de cazadores, y en los montes quedan animales más que suficientes para afrontar con garantías una nueva temporada, así como para perpetuar la reproducción de la especie. Todo ello sin olvidar que la caza, y a continuación la agricultura, fueron las más antiguas actividades humanas y que a nadie se le ocurre poner trabas al cultivo de cereales.
Y como prueba del algodón para sostener el imparable aumento del censo de jabalíes, es bueno recordar que en el mes de octubre los cazadores llaniscos desalojaron a una familia formada por ocho gorrinos de un matorral limítrofe con la calle de Pedro García Bustillo, a cinco minutos andando del edificio del Ayuntamiento de Llanes. O los más de 300 accidentes de tráfico que cada año se producen en las carreteras de la comarca por la súbita presencia de verracos en medio de la calzada.
Por lo demás, la caza dejó pinceladas bastante curiosas: El pongueto Ramiro Corral cobró dos suidos de un solo disparo y aquella del jabalí que se lanzó al Cantábrico en la playa riosellana de Vega para evitar ser alcanzado por la jauría.

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