viernes, 3 de febrero de 2012
El Principado pretende reducir a la mitad las cacerías en las reservas para ahorrar
Primero, polémica en el río, por una normativa de la pesca que en sus primeras versiones eliminaba la práctica totalidad de las restricciones al salmón. Ahora, polémica en el monte, por la normativa cinegética para la temporada 2011-12. El Gobierno regional que preside Francisco Álvarez-Cascos ha puesto en pie de guerra a los cazadores asturianos. Los responsables de la Administración plantearon en el último Consejo de la Caza, celebrado el pasado día 23, una drástica reducción del número de cacerías en las reservas de la región para la próxima campaña. Diversas fuentes consultadas y que asistieron a la reunión confirman que la propuesta trasladada por el jefe de servicio de Caza y Pesca, adscrito a la Dirección General de Recursos Naturales, a cuyo frente está Óscar Rodríguez, consiste en un recorte de entre el 40 y el 50 por ciento del número de cacerías con respecto al ejercicio anterior. El rechazo a esta medida entre los aficionados de la región es unánime. Las sociedades esperan que el Principado dé marcha atrás, como hizo en el caso de la pesca del salmón, y que, finalmente, no incluya semejante tijeretazo en la disposición que regulará la temporada cinegética.
El Gobierno regional justifica este recorte en la necesidad de reducir el número de horas extraordinarias de los guardas del Principado, que tienen una jornada de siete horas y media pero asisten a cacerías que pueden durar todo el día, según indican las fuentes presentes en la reunión del día 23. Para ahorrar costes, la Administración pone encima de la mesa esa drástica reducción de las cacerías. Sin embargo, a juicio de varios cazadores consultados, se trata de una medida que a la postre supondrá un mayor gasto para las arcas autonómicas. Lo explica José Manuel Rancaño, vocal del Consejo Regional de Caza: «Si hay menos batidas, se caza menos y, en consecuencia, los pagos por daños se incrementarán, porque habrá más animales». A su juicio, el planteamiento de la Administración es «totalmente desproporcionado». Por ello, aboga por buscar una «solución alternativa» a una medida que, según desvela, «hasta los propios representantes de la Consejería que estuvieron en el consejo de la caza reconocen que es polémica».
El presidente de la Sociedad de Cazadores de Morcín, Valentín Morán, también está en contra de la propuesta del Gobierno, aunque matiza que «no está cerrada» y que todavía se puede «negociar para reconducir la situación». «Podríamos entender que se redujera el número de cacerías por la densidad de los jabalíes, pero no por las horas extraordinarias de la guardería», subraya este cazador. Y es que, según indica, «el ahorro en las horas extraordinarias que ahora se abonan a los guardias se iría en pagos por daños, ya que aumentaría la fauna y, con ello, las indemnizaciones».
Prudencio Suárez, que es el representante de la reserva de Sobrescobio, Caso y Aller en el Consejo Regional de Caza, también se une al rechazo generalizado al planteamiento de la Administración autonómica en la última reunión del consejo. «No estamos hablando de un recorte pequeño de cacerías, sino de dejarlas en la mitad. Podría negociarse un aumento de las tasas o un cambio para cobrarlas por pieza y no por cupos, pero una reducción tan grande sería muy perjudicial, y no sólo para los cazadores», esgrime Suárez. Y es que, en su opinión, la medida también sería «muy mala» para las zonas en las que se desarrollan las cacerías, «porque la hostelería, por ejemplo, también saldría perdiendo», sostiene este cazador de las Cuencas.
«Todas las asociaciones de cazadores estamos en las mismas. Nos han explicado que la reducción viene motivada por la necesidad de ahorrar costes en las horas adicionales que se pagan a los guardias, pero pensamos que es una medida que hay que meditar mucho y consensuar. Nosotros lo que proponemos es mantener las cosas como están para esta temporada y negociar a lo largo del año las condiciones para la siguiente», sentencia Prudencio Suárez, en línea con el resto de cazadores asistentes al Consejo de la Caza. El rechazo al planteamiento del Principado es prácticamente unánime entre los aficionados, que esperan un cambio en el planteamiento inicial sobre el recorte en las cacerías.
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