Por extraño que pueda parecer, se trata de un trabajo rutinario para los agentes del Tedax. «La mayoría son granadas de mano y obuses que se encuentran en tejados, a la hora de hacer una obra, al arar o por cazadores en el campo», concretó el jefe de la comandancia. La Benemérita recomienda no manipular los artilugios, marcar su situación y alertar a las fuerzas y cuerpos de seguridad.
El Servicio de Desactivación de Explosivos (Tedax) se centraliza para toda la región en la comandancia de Gijón, la que más ámbito poblacional cubre, con 230.000 personas. Abarca desde Avilés hasta Ribadedeva, excluidas las poblaciones dependientes del Cuerpo Nacional de Policía. En total, 3.910 kilómetros cuadrados. El resto del Principado es competencia de la comandancia de Oviedo.
Ayer, el teniente coronel Juan Bautista Martínez Raposo, acompañado del comandante Alberto Aguilera y del teniente Pascual Sevillano, abrió la comandancia a los medios de comunicación, a los que quiso mostrar las unidades cinológica (rastreo con perros), tráfico, Seprona, armamento, policía judicial, servicio de montaña, unidad marítima y el grupo de actividades subacuáticas, entre otros. Todos ellos tienen funciones muy delimitadas, como es el caso de los GEAS, de rescate subacuático. Sus seis efectivos son los encargados de buscar a personas en pantanos, ríos y mar, en Asturias y Cantabria. «Lo más complicado son los pantanos y los ríos; hay corrientes y además no se suele ver el fondo», apunta el sargento José Andrés Pecino, jefe del servicio. Una de sus más recientes intervenciones fue el rescate del cadáver de un hombre que se había suicidado arrojándose a un río en Campomanes.
Cuatro compañías
La comandancia está dividida en cuatro compañías: Gijón, Avilés, Langreo y Llanes. «Cada una de ellas funciona de forma autosuficiente y cuenta con cuarteles en distintas comunidades. Tienen capacidad para hacer investigaciones y todos los trámites habituales, sólo piden refuerzos en casos excepcionales», precisa el comandante Aguilera.
Esas excepcionalidades pueden ser el Descenso del Sella, la Subida al Fitu, la visita de los Príncipes de Asturias, vueltas ciclistas o alguna investigación de homicidios, como los dos ocurridos el año pasado en Cangas de Onís y Ribadesella.
Dependen también de la comandancia de Gijón el aeropuerto de Asturias, el aeródromo de la Morgal, los puertos de Gijón y Avilés, el centro penitenciario de Villabona, los parques empresariales y el Centro de Seguridad Marítima Integral de Veranes. De todas estas competencias se encargan aproximadamente mil agentes. «La plantilla está ajustada, pero lógicamente, como en todos los sitios, nos gustaría tener más efectivos», considera Martínez Raposo.
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