La Guardia Civil ha interpuesto una decena de denuncias a hosteleros de Llanes, Cabrales y Peñamellera Alta
La detención de un individuo a finales del pasado año en el concejo de Peñamellera Alta ha llevado a la Guardia Civil ha interponer diez denuncias administrativas entre este municipio y los de Llanes y Cabrales. Entre el 3 y el 16 de enero, tras realizar varias inspecciones en locales hosteleros, se decomisaron un total de 55,5 kilos de carne de jabalí que se encontraba en situación irregular, al no haber pasado los controles sanitarios legalmente establecidos, además de ocho salmones, dos reos, 7 kilos de truchas -cuya comercialización está prohibida en Asturias por la legislación vigente- y un cepo metálico de los utilizados para fines de caza, del cual su tenencia y uso no está permitida. Toda esta operación la llevó a cabo la unidad de Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) en colaboración con los veterinarios de los Servicios de Salud Pública y Medios Ambiente del Principado de Asturias.La detención que dio pie a la posterior investigación, que a su vez terminó en una decena de denuncias, se realizó a un hombre como supuesto autor de un delito de tenencia ilícita de armas y otro contra la protección de la fauna, al hallarse en su posesión varios cepos dispuestos para atrapar animales. Tras ello, fue la sospecha de que esta persona pudiese haber estado comercializando con carne de caza o pesca en establecimientos hosteleros de la zona la que llevó a los agentes a continuar con sus averiguaciones. La venta de la carne obtenida en batidas y monterías es una práctica habitual entre los cazadores, pero ésta sólo puede destinarse al consumo propio. Si la venta se efectúa a establecimientos hosteleros y su destino va a ser el consumo público, los animales capturados están obligadas a pasar por un Centro Autorizado de Despiece, el cual certificará la procedencia del animal y su salubridad de cara al consumo, algo que no sucedió.
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